El 2017 será recordado como un año con momentos muy diversos para Perú, y es que, a pesar de haber tenido que enfrentarse a varios retos, este año será la base para un 2018 suficientemente optimista.
Las terribles inundaciones provocadas por el fenómeno de El Niño a principio de año causaron la pérdida de vidas, además de provocar graves daños en amplias zonas del país, destruyendo a su paso miles de viviendas y dejando inservibles infraestructuras clave como puentes y carreteras. El escándalo de Odebrecht – caso de corrupción que ha afectado a varios proyectos de infraestructura a nivel local y regional – seguirá siendo un tema de actualidad, al menos mientras mantenga estos niveles de repercusión a nivel político.
Aunque es imposible pasar por alto estos temas, la capacidad de recuperación de la comunidad empresarial no ha desaparecido.
Es posible que de alguna manera ambos incidentes hayan servido para acelerar los planes de desarrollo. El sector público decidió aumentar el gasto y reconstruir así el país a través del programa Reconstrucción con Cambios, RCC, que ha representado un papel clave a la hora de incrementar la confianza de los inversores. A mitad de junio, el principal banco de Perú, el Banco Central de Reserva del Perú (BCRP), pronosticó que la inversión pública aumentaría un 7% en 2017 y un 15% en 2018.
Por ahora parece que la estrategia está funcionando; el incremento del gasto público está ayudando a estimular el gasto privado, y el BCRP pronostica que este último crezca un 3,5% en 2018. Es de esperar que, en base a esta confianza, el año que viene el sector privado ejerza un liderazgo más fuerte en lo relativo a la inversión nacional.
El tercer Barómetro Empresarial de Oxford Business Group: Encuesta de CEOs en Perú – encuesta que se realizó en persona a los CEOs locales desde principios de octubre a finales de noviembre de 2017 – evidenció que las empresas que operan en el país se muestran optimistas.
Alrededor del 89% de los encuestados tiene unas expectativas positivas o muy positivas respecto a las empresas locales en los próximos 12 meses, una cifra muy similar al 90,2% que registró OBG en la primera encuesta de CEOs en Perú, la cual fue publicada en febrero de 2017. Estos resultados reflejan que los efectos negativos de El Niño y de la crisis de corrupción no han afectado a la actividad o a las perspectivas de mercado. Por ejemplo, el consumo de cemento ha aumentado de manera continuada durante los últimos cinco años, demostrando que el sector de la construcción – el más afectado por los dos problemas mencionados anteriormente – ha mantenido altos niveles de demanda a pesar de las dificultades.
De hecho, alrededor de dos tercios (64%) de los encuestados creen que el PIB del país crecerá más de un 3% durante el próximo año. Esta cifra supera el 2,7% que pronosticó en octubre el FMI para la nación andina en sus perspectivas para la economía mundial.
Por su parte, la gran mayoría ha señalado que tiene intención de realizar una mayor inversión, con un 58% de los CEOs dispuestos o muy dispuestos a realizar una inversión de capital significativa durante el próximo año.
Si bien la capacidad de recuperarse a corto plazo de las situaciones adversas resulta encomiable, es necesaria una planificación más estructurada y proyectada a largo plazo. En la encuesta se subraya la importancia de aumentar la inversión en investigación y desarrollo (I+D) para así dar un salto cualitativo: el 27% identificó el I+D como lo más necesario, seguido por el liderazgo (16%) y por la tecnología informática (15%).
Otro de los retos a los que se enfrenta el país consiste en conseguir un equilibrio entre los intereses del sector público y del sector privado para así maximizar el crecimiento. El actual sistema fiscal, por ejemplo, tiene a los líderes empresariales divididos: el 56% opina que el entorno fiscal es competitivo o muy competitivo, mientras que el 44% lo define como poco competitivo. Ahora bien, las empresas internacionales tienen una opinión sensiblemente más positiva acerca del entorno fiscal de Perú que las empresas locales: el 69% de las empresas internacionales definieron el entorno fiscal del país como competitivo o muy competitivo.
Para terminar con una nota positiva, cabe señalar que el sector financiero tiene un aspecto saludable. El aumento y la mayor diversificación tanto de los actores tradicionales como de los nuevos jugadores ha dado como resultado un entorno financiero atractivo; tres cuartas partes de los encuestados (74%) opinan que el acceso al crédito es fácil o muy fácil. La clave para que Perú pueda rentabilizar los resultados positivos obtenidos durante el 2017, es que el flujo de financiamiento sea fuerte y continuado en 2018.