Si bien América Latina no ha podido extender el crecimiento y las ganancias de productividad que había logrado a principios de la década de 2010, sigue siendo una región atractiva y dinámica para hacer negocios. Sin embargo, la aparición de Covid-19 a principios de 2020 añadió otro nivel de complejidad a los esfuerzos en curso para mejorar el entorno empresarial, desde Baja California hasta Buenos Aires.
Aunque las respuestas de los gobiernos de la región variaron en cuanto a su severidad, la única constante es la deficiente previsión económica a corto plazo. Las últimas cifras del FMI publicadas en junio representan un panorama difícil para América Latina, ya que se prevé que el PIB se reduzca en un 9,4% en 2020, la mayor contracción de cualquier región del mundo, sin contar a los países de la zona del euro. Sin embargo, se prevé que la recuperación en 2021 sea robusta y que las cifras de crecimiento sean superiores a las de otras regiones dinámicas como África subsahariana. Además, podría considerarse como una oportunidad para realizar cambios estructurales positivos en las economías de la región, que han adoptado tendencias más innovadoras en cuestión de meses.
Los participantes del Latin America Covid-19 CEO Survey indicaron que aprobaban los cambios de paradigma micro y macroeconómicos que podrían mejorar las condiciones económicas de las empresas y dar lugar a condiciones de trabajo más favorables para los empleados. En este profundo análisis exploramos cómo estas tendencias del trabajo a distancia, en las cadenas de suministro y las iniciativas de digitalización van a marcar a las economías de la región de cara al futuro, poniéndolas en el contexto de las tendencias a largo plazo que se observan en toda la economía mundial.