Tanto empresas como inversionistas en Argentina anticipan cambios en la dirección de las políticas del gobierno, luego de las elecciones de octubre.
El presidente electo Alberto Fernández, del Partido Justicialista, ganó las elecciones presidenciales del 27 de octubre con el 48% de los votos, contra el titular Mauricio Macri (41%), superando el umbral del 45% necesario para evitar una segunda vuelta.
Fernández asumirá el cargo el 10 de diciembre, junto con la vicepresidenta electa Cristina Fernández de Kirchner, quien precedió a Macri como presidenta de Argentina de 2007 a 2015.
Durante sus cuatro años de mandato, Macri intentó reafirmar la confianza de los inversionistas con políticas de libre mercado, impulsando una serie de reformas para reestructurar el sistema de pensiones y eliminar el control de precios en alimentos y combustibles.
La tercera economía más grande de América Latina fue una de las más dinámicas de la región durante la primera mitad del mandato de Macri. En el año 2017 llegó a tener el mercado de renta variable con mejor rendimiento del mundo, con un crecimiento del 77%, y una de las economías con mejor desempeño del continente, expandiéndose a una tasa de 2,7% durante el mismo año, según el FMI.
Sin embargo, las políticas de austeridad de Macri, en última instancia, resultaron poco populares para el electorado, particularmente cuando una serie de factores internos y externos generaron un entorno económico desfavorable: la economía se contrajo en un 2,5% el año pasado; una corrida sobre el peso ocasionó que el Banco Central aumentase su tasa de interés de referencia a un máximo de 85% en septiembre de este año; y la inflación interanual permaneció por encima del 50% durante gran parte del 2019.
Indicadores económicos
Si bien la nueva administración aún no ha esbozado un plan económico integral, los objetivos económicos generales de Fernández se centran en reducir la inflación y mejorar los salarios reales.
La mayoría de los economistas están de acuerdo en que la principal prioridad económica del país debería ser abordar la inflación. Sin embargo, las opiniones difieren en el mejor enfoque. Algunos han abogado por un programa a largo plazo, que no se centre en un ajuste fiscal, mientras que otros han presionado por un alivio financiero para las personas con ingresos más bajos y promesas de crecimiento salarial a largo plazo.
Desde las elecciones, el peso argentino se ha mantenido relativamente estable a una tasa de alrededor de 59 centavos por dólar. Sin embargo, la inflación se mantiene alta y los economistas prevén una tasa anual de 53-55% al cierre del año. Se espera que la cuenta corriente registre un déficit anual equivalente al 0,9% del PBI, antes de pasar a un superávit del 0,4% en 2020.
Dada la baja demanda interna y la solidez de las exportaciones, el presupuesto del país proyecta un superávit comercial de US$ 16.1 mil millones este año, que se espera aumente a US$ 17.5 mil millones en 2020. También predice que la economía verá una contracción del 2,6% este año, seguida de un crecimiento del 1% en 2020.
Argentina y el FMI
Junto con una política monetaria y comercial, la capacidad del nuevo gobierno de Argentina para revivir la economía, recae en la relación que este tenga con el FMI.
El año pasado, el gobierno de Macri firmó un contrato de préstamo con el fondo de Washington, por tres años y US$ 57 mil millones, el préstamo más grande en la historia de la organización. Esto hizo que el país se comprometiera a implementar una serie de reformas para mejorar su posición fiscal.
Sin embargo, durante su campaña electoral, Fernández se comprometió a renegociar el acuerdo, por lo que se necesitarían más conversaciones antes de que el FMI emita la próxima cuota de US$ 5.4 mil millones del programa, lo que infunde cierto grado de incertidumbre al futuro de la relación.
Otras consideraciones comerciales
El resultado de las elecciones también podría tener implicaciones importantes para el Mercosur, el bloque comercial de mayor peso en la región.
El grupo de cuatro naciones incluye a Paraguay y a Uruguay, así como a siete miembros asociados, pero Brasil y Argentina son, sin lugar a duda, sus miembros más grandes en términos económicos y de población.
En junio se anunció un histórico acuerdo de libre comercio entre el Mercosur y la UE, después de 20 años de negociaciones. Su ratificación e implementación le darían a Argentina acceso libre de aranceles al mayor socio comercial de Mercosur, lo que proporcionaría un impulso significativo al ya sólido sector exportador del país.
Sin embargo, Fernández, un proteccionista comercial, ha criticado el acuerdo en el pasado, diciendo que consideraría reabrir las negociaciones sobre el mismo. Mientras tanto, el presidente brasileño, Jair Bolsonaro, advirtió al nuevo gobierno de Argentina que estaría dispuesto a reconsiderar la cooperación económica con ese país si sus políticas comerciales cambiaran drásticamente.
What can investors expect from Argentina’s new government?
Businesses and investors in Argentina are anticipating changes in policy direction following October’s election.
President-elect Alberto Fernández of the Justicialist Party won the October 27 presidential election with 48% of the vote against incumbent Mauricio Macri (41%), clearing the 45% threshold needed to avoid a runoff.
Fernández will enter office on December 10, where he will be joined by vice-president-elect Cristina Fernández de Kirchner, who preceded Macri as Argentina’s president from 2007-15.
During his four-year term Macri sought to bolster investor confidence with free market policies, pushing through a series of reforms to restructure the pension system and removing price controls on food and fuel.
Latin America’s third-largest economy was one of the region’s most dynamic during the first half of Macri’s term. It had the best-performing equity market in the world in 2017, growing by 77%, and one of the continent’s best performing economies, which expanded at a rate of 2.7% during the same year, according to the IMF.
However, Macri’s austerity policies ultimately proved unpopular with the electorate, particularly as a series of internal and external factors gave rise to economic headwinds: the economy contracted by 2.5% last year; a run on the peso saw the central bank increase its benchmark interest rate to a high of 85% in September this year; and year-on-year inflation has remained above 50% for much of 2019.
See also: The Report – Argentina 2018
Economic indicators
While a comprehensive economic plan has yet to be outlined by the new administration, Fernández broad economic goals centre on reducing inflation and improving real wages.
Most economists agree that tackling inflation should be the country’s top economic priority. However, opinions differ on the best approach. Some have argued for a long-term programme that is not centred on fiscal tightening, while others have pushed for financial relief for lower earners and promises of wage growth in the long term.
Since the election the peso has remained relatively steady at a rate of around 59 centavos to the dollar. Inflation remains high, however, with economists predicting an annual rate of 53-55%. The current account is expected to post a full-year deficit equivalent to 0.9% of GDP, before moving to a 0.4% surplus in 2020.
Given low domestic demand and strong exports, the country’s budget has forecast a trade surplus of $16.1bn this year, which is expected to rise to $17.5bn in 2020. It also predicts the economy will see a contraction of 2.6% this year, followed by growth of 1% in 2020.
Argentina and the IMF
Alongside monetary policy and trade, Argentina’s relationship with the IMF is at the core of the new government’s ability to revive the economy.
Last year Macri’s government signed a three-year, $57bn loan deal with the Washington-based fund, the biggest in the organisation’s history. This saw the country promise to implement a series of reforms to improve its fiscal position.
However, Fernández had pledged to renegotiate the agreement and further talks are needed before the IMF releases the programme’s next $5.4bn tranche, so a degree of uncertainty surrounds the future of the relationship.
Wider trade considerations
The election result could also have important implications for Mercosur, the region’s most prominent trade bloc.
The four-nation group includes Paraguay and Uruguay as well as seven associate members, but Brazil and Argentina are by far its largest members in economic and population terms.
A landmark free trade deal between Mercosur and the EU was announced in June after 20 years of negotiations. Its ratification and implementation would give Argentina tariff-free access to Mercosur’s largest trading partner, providing a significant boost to the country’s already strong export sector.
However, Fernández, a trade protectionist, has criticised the deal in the past, saying that he would consider reopening negotiations on the agreement. Meanwhile, Brazilian President Jair Bolsonaro has warned Argentina’s new government that he would reconsider economic cooperation with the country if its trade policies were to change dramatically.