Panamá está centrando sus esfuerzos en medidas de conservación del agua para ayudar a disminuir el impacto del actual ciclo climático de El Niño, que ha hecho caer la producción agrícola y restringir la generación de energía hidroeléctrica.
Asimismo, la bajada de los niveles de agua ha llevado a las autoridades a limitar el uso del canal estratégico del país: el canal de Panamá.
Situación de sequía
Según Noel Trejos, director nacional de Cuencas Hidrográficas del Ministerio de Ambiente, las 52 cuencas hidrográficas de Panamá están sufriendo el impacto del clima extremadamente seco provocado por El Niño, que afecta sobre todo a aquellas que desembocan en el océano Pacífico.
En enero, la Cámara de Comercio, Industria y Agricultura declaró que se esperaban precipitaciones por debajo de un 50% o 60% de los niveles normales durante los primeros meses de este año.
Las organizaciones regionales, incluyendo el Consejo Agropecuario Centroamericano, han alertado de que este año la producción de ganado, café y verduras podría verse reducida debido a este ciclo climático.
Mirei Endara, ministra de Ambiente, afirmó que podría tratarse de una de las sequías más severas presenciadas en el país en los últimos 100 años.
A 300 km al oeste de la capital, en la provincia de Los Santos, varios ríos se encuentran totalmente secos. Los Santos es un contribuyente fundamental en la producción agrícola de Panamá, ya que produce alrededor de un 80% del maíz del país.
Según Rodrigo Vera, director provincial del Ministerio de Desarrollo Agropecuario, se prevé que la producción de maíz de la provincia se desplome durante la próxima cosecha, cayendo de sus niveles tradicionales de entre 1,5 y 2 millones de quintales a alrededor de 600 000 quintales en 2016.
A su vez, el precio del ganado en la provincia ha caído alrededor de un tercio debido a la enfermedad generalizada, mientras que la pesca a nivel nacional también se ha visto mermada.
Aunque la agricultura y la ganadería no figuren entre los mayores contribuidores al PIB – aportando tradicionalmente de un 3 a 3.5% del total, según el Instituto Nacional de Estadística y Censo – su industria crea aproximadamente un 16.7% del total de puestos de trabajo.
Por su parte, los productores agrícolas están pensando en estrategias para compensar la reducción de los suministros de agua.
Jorge Arango, ministro de Desarrollo Agropecuario, ya ha señalado diferentes formas de mitigar el impacto de las sequías, como el uso de sistemas de irrigación por goteo o una mejora en la nutrición del ganado.
Otros impactos económicos
La sequía está empezando a causar estragos en otras áreas de la economía; por ejemplo, la caída de los niveles de agua de las cuencas hidrográficas ha forzado a la Autoridad del Canal de Panamá a impedir el uso del canal a grandes embarcaciones. A día de hoy, esta zona recibe un 25% menos de precipitaciones que el año pasado, según declaró Endara a los medios locales a mediados de enero.
Como consecuencia de la escasez de lluvias y su impacto directo en la producción de energía hidroeléctrica, el gobierno se ha centrado en la conservación y otros tipos de medidas dirigidas a la movilización de los recursos locales.
Según los medios de comunicación locales, el gobierno ha hecho una inversión de unos 30 millones de dólares en un plan de contingencia para garantizar el suministro de alimento, el cual incluye la construcción de nuevos pozos para las comunidades del interior del país.
El gobierno también anunció en enero la creación del Consejo Nacional del Agua para supervisar el desarrollo y la implementación del Plan Nacional de Seguridad Hídrica 2015-20.
Según consta, el gobierno está considerando otorgar una concesión para producir agua potable a partir del embalse de Bayano, que cuenta con una potencia de 260 MW, y buscando otras cuencas hidrográficas a lo largo del país para garantizar los suministros. También se están ideando planes adicionales para plantas de tratamiento y tuberías de distribución de agua mejoradas.
A modo de compensación por el suministro moderado de energía hidroeléctrica, la empresa de transmisión eléctrica estatal, Etesa, está trabajando en asegurar energía térmica extra a partir de los generadores hasta finales de 2019, debido al incremento interanual en la demanda de producción y descarga de electricidad en un 12% y un 6,4% respectivamente en diciembre. La empresa plantea firmar acuerdos comerciales para la compra de energía con nueve distribuidores a principios de este año.
Durante el último fenómeno significativo de El Niño del que se tiene constancia, el bajo nivel de agua de las reservas de energía hidroeléctrica forzaron a las autoridades a racionar el suministro de electricidad a dos horas al día en abril y mayo de 1998.
La economía de El Niño
Aunque se tema que el ciclo de El Niño actual pueda hacerse más fuerte que otros ciclos anteriores, la experiencia nos dice que el impacto económico general podría estar relativamente limitado.
Por ejemplo, de 1997 a 1998, el impacto económico de las sequías generalizadas fue más bajo de lo esperado, con un crecimiento del PIB del 6,5% en 1997 a un 7,3% en 1998, según el FMI.
Panama faces El Niño fallout
Panama is sharpening its focus on water conservation measures to help mitigate the impact of the current El Niño weather cycle, which has driven down agricultural output and curtailed hydroelectric generation.
Falling water levels have also prompted the authorities to restrict use of the country’s strategic waterway, the Panama Canal.
Drought conditions
According to Noel Trejos, national director of river basins at the Ministry of the Environment, all 52 of Panama’s river basins are currently feeling the impact of the extreme dry weather caused by El Niño, with those leading to the Pacific Ocean especially impacted.
The Chamber of Trade, Industry and Agriculture said in January that it expected rainfall in the early months of this year to be 50-60% below normal levels.
Regional organisations, including the Central American Agricultural Council, have warned that the weather cycle could reduce Panama’s livestock, coffee and vegetable production this year.
Mirei Endara, minister of the environment, said the drought could be one of the most severe witnessed in the country in 100 years.
Some 300 km west of the capital, in Los Santos province, several rivers are completely dry. Los Santos is a key contributor to Panama’s agricultural output, producing around 80% of the country’s maize.
According to Rodrigo Vera, the provincial director of the Ministry of Agriculture and Livestock Development, the province’s forthcoming maize harvest is expected to drop from its traditional levels of 1.5m-2m quintals to around 600,000 in 2016.
Prices of cattle in the province, meanwhile, have fallen by around one-third due to widespread illness, while catches of fish nationwide have also dwindled.
Although agriculture and livestock is not a major contributor to GDP – traditionally accounting for 3-3.5% of the total, according to the National Institute of Statistics and Census – the industry provides roughly 16.7% of total employment.
For their part, agriculture producers are mulling strategies to compensate for reduced water supply.
Jorge Arango, minister of agriculture and livestock development, has already pointed to several ways in which the impact of droughts could be mitigated, such as using drip-water irrigation systems or improved animal nutrition.
Other economic impacts
The drought is beginning to take its toll on other areas of the economy as well, with falling water basin levels forcing the Panama Canal Authority to stop larger vessels from using the waterway. The area is currently seeing 25% less precipitation than last year, Endara told local media in mid-January.
The lack of rain and its related impact on hydropower generation has sharpened the government’s focus on conservation and other measures aimed at mobilising local resources.
According to local media reports, the government has invested some $30m in a contingency plan to help guarantee food supply, which includes drilling new water wells for communities in the interior of the country.
The government also announced the creation of a National Water Council in January to help oversee development and implementation of the National Water Security Plan 2015-20.
The government is reportedly considering granting a concession to produce potable water from the 260-MW Bayano dam and is looking to other water basins around the country to guarantee supply. Additional plans for treatment plants and increased water distribution pipelines are also taking shape.
To compensate for the more modest supply of hydroelectricity, the state-owned power transmission company Etesa is working to secure extra thermal power from generators through to the end of 2019, after electricity off-take and load demand increased by 12% and 6.4%, respectively, year-on-year in December. The company plans to sign power purchase agreements with nine distributors early this year.
During the last significant El Niño on record, low water levels in hydroelectric reserves forced authorities to ration the supply of electricity for up to two hours per day in April and May of 1998.
The economics of El Niño
While some observers fear the current El Niño cycle could turn out to be stronger than earlier cycles on record, prior experience suggests the broader economic impact may be relatively limited.
In 1997-98, for example, the economic impact of widespread droughts was less significant than expected, with GDP growth increasing from 6.5% in 1997 to 7.3% in 1998, according to the IMF.