09 Oct 2017
Over much of the course of the 20th and 21st Century, México’s energy sector has been a key facilitator of the country’s economic development. In 2017, despite the low oil prices, the energy reform has help keeping the sector attractive to international investors. According to energy minister Pedro Joaquin Coldwell the reform is expected to generate up to $100 bn of multi- year investment commitments by the end of the calendar year. It is therefore a key factor determining the path to sustainable long term growth.
Upstream:
In spite of the growth of renewables energies, the short to medium term outlook for hydrocarbons industries remains positive and the continued investment in fossil fuels, especially natural gas, is necessary in the country’s quest to decarbonise its economy. In order to truly transform the entire energy ecosystem, a more sophisticated regulation is needed.
México´s notable energy dependence on the United States, although is convenient to both parties, presents a number of long term challenges for its energy security.
To remain competitive in a global market, the old actors in the sector need to adapt to the new reality. This involves implementing new technologies, innovative operational procedures and, with the help of PEMEX, insuring that final prices remain competitive for both industrial and final consumers- key to extending the longevity of fossil fuels.
Midstream:
For some of the country’s less developed states, the construction of energy infrastructure is an essential driver of growth in regions such as Oaxaca, Chiapas, Guerrero and Michoacán. The federal government’s Special Economic Zone (ZEE) initiative encompasses this necessity by prioritising industrial growth alongside expansion of infrastructure within an environment of fiscal incentives.For strategic reasons, the construction of new energy infrastructure needs to take into account the existing ageing network so that both the construction of new infrastructure and the modernisation of existing pipelines are aligned.
One school of thought says that instead of extracting more resources and developing its own upstream sector, México should concentrate on facilitating the import of oil and gas from abroad through the development of a sound midstream network together through enhanced supporting infrastructure such as better port terminals and gas pipelines connecting Mexico to the US.
Renewables:
There is no doubt that renewable energy is the future-Questions remain over the speed of technological progress and viability. New technology allows to prioritise the management of energy over production. Above all, it encourages the innovative use of energy by both producers and consumers and allows key actors to control supply, making prices more competitive for both individual and corporate consumers.
In a developmental context, the flexible nature of renewable energy allows benefits to be more widely shared with the country’s undeveloped and isolated communities in ways the heavy and expensive fossil fuel infrastructure does not.
The responsibility of sharing renewable energy benefits with local communities lies with the private sector government entities of federal state and municipal levels need to be key facilitators of this as well.
Financing:
Today, the banking sector is not aligned with the dynamics and requirements of the energy sector. Due to the long term nature of many projects, banks often fall short of providing investment for the long term needs and capital markets are accompanying the development well. Energy stakeholders see high value in a more agile array of finance solutions – within a Latin American context México is a pioneer in this respect. The recent arrival of the investment mechanism SPAC (Special Purpose Acquisition Company) connects institutional investors familiarised with developed markets with México’s energy sector (the tool is well known in the US and European markets). Although the use of FIBRA Es to date has been limited, it has a lot of potential in the long term.
The energy reform is not a short term endeavour. Alongside the sector reform, the structural transformation of PEMEX and CFE, the sector’s two most important stakeholders,combined with an influx of private investment have created a number of landmark opportunities for foreign and mexican actors as well as for the people. The positive impact of the reform should be felt by those outside the energy sector: Rural communities with currently inadequate access to reliable energy sources; Mexico’s ever expanding industrial base constantly demanding cheaper, cleaner energy; and above all,the progress of this reform needs to be integrated with those in other sectors of the economy.
With upcoming presidential elections just around the corner, it is important that all potential candidates understand the challenges of the sector’s reform. Advancing with the reform by creating not just new regulations is fundamental. A long term political and economic commitment to modernising the sector and the prioritisation of the reform’s evolution should ensure that México evolves to become a standout competitive actor in the global energy market in the 21st Century.
Durante gran parte de los siglos XX y XXI, el sector energético de México ha tenido un papel clave en el desarrollo económico del país. En 2017, y a pesar de los bajos precios del petróleo, las reformas en el sector energético han ayudado a que éste siga resultando atractivo para los inversores extranjeros. De acuerdo con el ministro de energía Pedro Joaquín Coldwell, se espera que para finales de este año natural, la reforma haya generado en torno a US$ 100.000 millones en compromisos de inversión de carácter plurianual. Se trata, por lo tanto, de un elemento crucial para lograr un crecimiento sostenible a largo plazo.
Upstream – Exploración y producción de hidrocarburos:
A pesar del crecimiento que han experimentado las energías renovables, las industrias de hidrocarburos siguen disfrutando a corto y medio plazo de una perspectiva positiva; asimismo, la inversión continua en combustibles fósiles, especialmente en gas natural, sigue siendo necesaria para conseguir desvincular totalmente la economía de la generación de energía a través de la producción de carbono. Es necesaria una regulación más sofisticada para poder conseguir una completa y verdadera transformación del ecosistema energético.
Si bien la destacada dependencia energética de México con respecto a EE.UU. resulta un factor conveniente para ambas partes, a largo plazo, ésta también representa varios retos para la seguridad energética de México.
Si quieren seguir siendo competitivos en un mercado global, los viejos actores del sector van a tener que adaptarse a la nueva realidad. Esto supone la aplicación de nuevas tecnologías, de procedimientos operativos innovadores, y con el apoyo de PEMEX, asegurar que los precios finales continúen siendo competitivos tanto para los consumidores industriales como para los finales – clave para alargar la longevidad de los combustibles fósiles.
Midstream – Transporte, almacenamiento y comercialización de hidrocarburos:
Para algunos de los estados menos desarrollados del país, la construcción de una infraestructura energética significa un motor de crecimiento en regiones como Oaxaca, Chiapas, Guerrero y Michoacán. La iniciativa gubernamental para las Zonas Económicas Especiales (ZEE) hace frente a esta necesidad, priorizando para ello el crecimiento industrial junto a la expansión de las infraestructuras dentro de un marco de incentivos fiscales. Por razones estratégicas, la construcción de nuevas infraestructuras energéticas ha de tener en cuenta la actual red ya envejecida, de modo que la construcción de las nuevas infraestructuras esté en consonancia con la modernización de los oleoductos existentes.
Hay una ideología que defiende que en lugar de extraer más recursos y desarrollar su propio sector upstream, México debería centrar sus esfuerzos en favorecer la importación de petróleo y gas desde el extranjero, desarrollando para ello una red midstream sólida, a la vez que se promueve másinfraestructura, incluyendo mejores terminales portuarios y gasoductos que conecten México con los EE.UU.
Renovables:
No hay duda de que las energías renovables representan el futuro – Aún quedan muchos interrogantes sobre la velocidad a la que se producirán los avances tecnológicos y su viabilidad. Las nuevas tecnologías permiten priorizar la gestión de la energía por encima de la producción. Incentivan el uso innovador de la energía tanto por parte de los productores como de los consumidores, y permite a los actores clave controlar el suministro, estableciendo unos precios competitivos tanto para los consumidores particulares como para los de la industria.
Desde el punto de vista del desarrollo, el carácter flexible de las energías renovables permite que los beneficios se repartan de una manera más amplia con las comunidades menos desarrolladas y más aisladas del país, cosa que la costosa y pesada infraestructura de los combustibles fósiles no consigue.
Las entidades gubernamentales del sector privado, tanto a nivel del estado federado como a nivel municipal, desempeñan una función esencial a la hora de repartir los beneficios de las energías renovables con las comunidades locales.
Financiamiento:
Hoy en día, el sector de la banca sigue sin ajustarse a las dinámicas y necesidades del sector energético. Debido a la naturaleza a largo plazo de muchos de los proyectos, los bancos no suelen prestar servicios de inversión para las necesidades a largo plazo, y los mercados de capital ofrecen su apoyo a los pozos de desarrollo. Los principales agentes del sector energético valoran el hecho de que haya una variedad más amplia de soluciones financieras – en el contexto latinoamericano, México es un pionero en el tema. La reciente incorporación del instrumento de inversión SPAC (Special Purpose Acquisition Company) hace de puente entre los inversores institucionales familiarizados con los mercados desarrollados y el sector energético en México (esta herramienta es muy conocida en los mercados de EE.UU. y de Europa). Aunque el uso de FIBRA E sigue siendo muy limitado a día de hoy, tiene mucho potencial a largo plazo.
La reforma energética no es una tarea a corto plazo. Además de la reforma del sector, la transformación estructural de PEMEX y de CFE, los dos agentes más importantes dentro del sector, han creado, junto con el flujo de inversión privada, un conjunto de oportunidades históricas tanto para los agentes extranjeros como para los mexicanos, así como para los ciudadanos. El efecto positivo de esta reforma debería de ser percibido por aquellos fuera del sector energético: comunidades rurales con un acceso deficiente a fuentes de energía fiables; la base industrial en constante expansión de México, la cual demanda una energía limpia y más barata; y por encima de todo, el progreso fruto de esta reforma ha de tener eco sobre aquellos pertenecientes a otros sectores de la economía.